LA DIFÍCIL Y URGENTE UNIDAD DEMOCRÁTICA
Desde hace bastante tiempo se ha venido advirtiendo sobre la continua pérdida de la democracia en nuestro país. Muchos alertamos que ir a elecciones, requisito necesario de toda democracia, no era el único requerimiento que certificaba como democrático a un gobierno; que así como era obligatorio la consulta popular para dirimir diferencias políticas, la democracia exigía, por parte del gobierno y de las élites, un trato igual para todos, haciendo énfasis muy especialmente en el respeto y la atención a las minorías.
En muchas ocasiones, se alertó sobre las pretensiones hegemónicas del gobierno y que había que abrir los ojos y hacer un esfuerzo solidario para escuchar el grito de muchos que empezaban a sentir el terrible olvido o la persecución de un gobierno que aunque elegido democráticamente, solo atendía y gobernaba para un solo sector de venezolanos y enfrentaba a todo el que pensara diferente. Se alertaba sobre el hecho cierto de que nadie se siente minoría hasta que el régimen lo convierte en minoría o en excluido y empieza a comprender que así como una vez no escuchó el llamado de muchos, ahora siente que su grito tampoco será escuchado.
Todavía estamos a tiempo de revertir este proceso y forzar el regreso a la democracia, pero hace falta el esfuerzo de todos, principalmente de los que hoy controlan alguna cuota de poder. Los votos opositores han sido en su gran mayoría votos por la democracia que algún día, en democracia, irán a donde tengan que ir dependiendo de la visión política y la manera de ver la vida de cada quien, pero desde que empezó la resistencia democrática ante el régimen de Hugo Chávez, los votos democráticos han ido responsablemente a un mismo lugar.
Resulta una paradoja que lo que ha sido posible armar rápidamente, como han sido las maquinarias electorales en todo el país a lo largo de estos últimos años de elecciones, resulte ahora tan difícil articularlo para ponerlas al servicio de la resistencia democrática. Por eso se hace inevitable la pregunta indiscreta, porque ante el peligro de una dictadura pareciera que prevalece el inmediatismo y trabajar en elecciones pareciera ser más rentable que salvar la democracia.
Enfrentar una dictadura como la que hoy se ha instalado en Venezuela, requiere de la participación de todos, pero lo primero es aceptar que hoy ya no hay democracia; que participar en futuros procesos electorales con este régimen, si es que los habrá, no es porque volvimos a una democracia que ya perdimos hace tiempo. Los días transcurren y el régimen avanza en su propósito de controlarlo todo en el país, por eso no hay tiempo que perder y antes que sentarnos a sacar cuentas y cálculos políticos, tratando de sobrevivir al borde de un precipicio, la tarea debe ser empezar a organizarnos con verdadera unidad y como es debido y armar un verdadero movimiento de resistencia ante la dictadura, que sea tan eficiente como cualquier maquinaria electoral de estos últimos años.
Heberto Díaz Oquendo
Secretario de Organización
COPEI PARTIDO POPULAR ZULIA
VENEZUELA
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