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OPINION. LOS NUEVOS NIÑOS DE LA PLAYA

         Hace algunos años atrás, nadar hasta la Balsa del Balneario Municipal, se consideraba como un gran logro, digno de un buen nadador. El nadar cerca o en la Puntilla, era como estar al borde mismo de la aventura, e intentar unir en cámara la Poza del Balneario con la playa Las Almejas, eran sin lugar a dudas la aventura misma, que colocaba a quienes lo conseguían en un estatus diferente, algo así como verdaderos héroes populares. Todos hablaban de ellos, todos comentaban de ellos y la conclusión lógica era simplemente que tanta intrepidez y arrojo era sólo producto de su inexperta juventud, no podía ser de otra forma, sino por qué desafiar la muerte en aguas tan profundas y peligrosas. Pero los tiempos cambian y vaya que si cambian, en lo que respecta a la otra, distante y misteriosa balsa, la alcanzan los niños cada día más y más pequeños, que están en condiciones de darle cancha, tiro y lado a cualquiera, especialmente a los jóvenes de antaño, que a duras penas llegamos a ella, convencidos que todos los años la retiran un poco más de la lejana orilla. El bañarse en la Puntilla paso de moda, o sea está "out", como se dice actualmente. La taquilla, o sea lo "in", para nosotros, lo de moda, es deslizarse sobre las olas o técnicamente hablando correr las olas, también llamado surf. El Surf lo practican en lugares que antes a nadie se le hubiera ocurrido, me refiero por ejemplo, al costado de la Puntilla , en la Piedra del Lobo, o frente a las petroleras, sólo por nombrar algunos. Entre piedras y erizos, estos nuevos jóvenes van demostrando sus destrezas ante algunos espectadores asombrados que comentan los movimientos y desde luego hacen acotaciones técnicas, conozcan o no del nuevo deporte. También más de un niño mira con ojos de "querer estar sobre las olas", ya tendrán su oportunidad de demostrar su destreza en estas débiles pero veloces embarcaciones, por llamarlas de algún modo.

         La taquilla, es decir la diversión comienza muy temprano, con la ceremonia del saludo, luego se pasa al ritual de colocarse los coloridos trajes de goma, antes lo "in" era venirse con el traje puesto de la casa, eso es ahora "out", por lo del calor y porque te pueden considerar un pinta monos, que sólo anda "pintamoneando" y de surf no sabe nada.

         Una vez en el agua los vivos colores de los trajes nos permitirán seguir sus evoluciones. Pasarán por dentro del tubo de la ola, se subirán a la cresta de la ola y de vez en cuando se la sacarán también, como parte imprescindible del deporte, total un costalazo en el agua, no duele tanto, siempre y cuando no sea el tradicional "guatazo" que nos damos de ven en cuando, tratando de hacer saltos ornamentales. Finalmente deberían llegar espectacularmente a la orilla, si no es que antes el viento desarma la ola, o su labio cae antes de tiempo o en el camino encuentran un bajo, o sea para nosotros, un montón de piedras altas, con erizos y todo, que hagan caer al surfista y con el sus intenciones de hacer  un limpio recorrido.

         En fin, este es otro deporte más, que han cautivado a jóvenes y sorprendido a los adultos, cambiándole el rostro al verano y de paso borrando nuestras hazañas veraniegas, que considerábamos históricas e insuperables y a las cuales recurrimos para impresionar a nuestros hijos. Además de ser tema obligado en las conversaciones entre amigos. Hoy el verano, sus Juegos y deportes han cambiado y cada año nos sorprendemos más al ver como nuestros hijos ven cotidiano lo que para nosotros fue todo un desafío. En definitiva es sólo la ley de la vida. Moraleja: El tiempo pasa, nos vamos poniendo...

 

Ricardo Rabanal Bustos
          Profesor
  Antofagasta - Chile

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