Gerardo Enrique Garibay Camarena
Este 6 de febrero celebramos el primer centenario del natalicio de Ronald Wilson Reagan, cuadragésimo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y una de las figuras más trascendentales de los tiempos modernos.
Reagan, nacido en Illinois en 1915, vivió una carrera moderadamente exitosa como actor en Hollywood, y tras su extraordinario discurso "Tiempo de Elegir" como parte de la campaña presidencial del republicano Barry Goldwater, inició un meteórico ascenso político que lo convirtió en gobernador del Estado de California.
Algunos años más tarde, cuando su nación enfrentaba una profunda crisis, provocada por los resabios de la derrota en Vietnam, el escándalo Watergate, las malas decisiones en materia económica (y la incompetencia crónica de Jimmy Carter), Reagan, de 65 años de edad, se convirtió en el 400 Presidente de los Estados Unidos.
Ya en la Casa Blanca, sus audaces políticas económicas y su inigualable talento como comunicador, aunados a su coherencia política y administrativa, lograron liberar a la sociedad norteamericana del marasmo en que había caído en los años 70 y sentaron las bases para el proceso de globalización que actualmente vivimos.
En materia de política social, en 1984 estableció la "Política de la Ciudad de México" que impide que las ONG's y los lobbys pro aborto a nivel internacional reciban dinero del gobierno norteamericano (Esta determinación fue cancelada por Clinton en 1993, reinstaurada por Bush Jr en 2001 y anulada nuevamente por Barack Obama en 2009).
Al mismo tiempo, en política exterior, Reagan abandonó la estrategia de distención adoptada por occidente en sus tratos con la Unión Soviética, optando en cambio por una mezcla de diplomacia y contundencia que se demostró, por ejemplo, en aquella famosa frase "Sr Gorbachov, ¡Derrumbe este muro!".
Y no solo el muro de Berlín, sino toda la cortina de hierro y el propio régimen soviético cayeron, antes del final de la década, en buena parte, gracias a la valentía y la visión de Reagan, que junto con Margaret Tatcher en Inglaterra y, principalmente, con Juan Pablo II en el Vaticano, le dieron a los pueblos de Europa oriental la esperanza y el apoyo para alcanzar su libertad.
Así, Ronald Wilson Reagan, el actor que llegó a ser presidente y el demócrata que se volvió republicano, se ha convertido, por derecho propio, en uno de los mayores símbolos de los valores y el valor del movimiento conservador y de lo que debe ser "la derecha" tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo.
Hoy, a 100 años de su nacimiento y a 2 décadas de que dejara la casa blanca, una nueva generación en todo el mundo ha crecido sin el fantasma de la amenaza soviética y el libre comercio impulsa, como nunca antes, el desarrollo económico y tecnológico.
Al mismo tiempo, los viejos enemigos toman nuevos disfraces, el populismo y el autoritarismo, tan típicos de la URSS, se presentan ahora con bríos renovados, en forma de fundamentalismo islámico, de socialismo latinoamericano y la globalifobia.
Mientras tanto, en México ni siquiera tenemos un verdadero movimiento conservador o "de derecha" como usted guste decirle, porque el Partido Acción Nacional, que algún día pareció serlo, se diluye a sí mismo en una alianza tan extraña como ridícula junto con el PRD de cara al 2012.
En vista de esta realidad, el ejemplo de Ronald Reagan es hoy más aplicable que nunca, porque la defensa de la vida, la promoción de la libertad y la construcción de un gobierno que sirva a los ciudadanos en lugar de esclavizarlos es una tarea permanente, que trasciende a través de los siglos y, con más razón ahora, ante las señales de la tormenta que se prepara en el horizonte.
garibaycamarena@hotmail.com www.sinmediastintas.org
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