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Reelecta Cuba miembro del Consejo de Derechos Humanos

El pasado 12 de mayo Cuba fue reelecta por un segundo período de tres años como miembro del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas en votación celebrada en la Asamblea General. A mí personalmente no me sorprendió la noticia pero en una parte de la población cubana causó consternación. Porque este cansado y hasta ahora callado pueblo no sólo ha ido adquiriendo cultura en el censurado tema de los derechos humanos, sino que ya ha comenzado a hablar, aunque todavía lo hace en voz baja. Después de conocer la información al respecto, muchos conciudadanos de todas las edades me preguntaban y se preguntaban: ¿Cómo se explica que elijan para ese Consejo de Derechos Humanos a un gobierno que lleva cincuenta años sin moverse del poder y violando públicamente estos derechos? He confesado en repetidas ocasiones que la política ni me interesa ni me gusta, que no entiendo a los políticos, y que carezco de experiencia en lo que a política se refiere. Sin embargo, después de meditar profundamente sobre esta reelección, he llegado a algunas humildes conclusiones que deseo compartir con los lectores. A continuación se las expongo, intentando dar respuestas a dos importantes preguntas: ¿Quiénes son los que eligen y reeligen para investigar, evaluar y juzgar la situación de los derechos humanos en el planeta, a un cincuentenario régimen dictatorial que durante medio siglo ha institucionalizado la sistemática violación de derechos elementales? ¿Por qué eligen y reeligen para integrar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, a un gobierno conculcador consuetudinario de tales derechos?

--Los déspotas usurpadores de derechos, que lamentablemente no escasean y ejercen su dominio en diferentes áreas geográficas, se unen, se asocian y se apoyan en los cónclaves internacionales. Saben que un Consejo repleto de sus homólogos violadores de derechos, les garantizará la posibilidad de seguir tiranizando impunemente a sus respectivos pueblos, y hasta la gloriosa satisfacción de recibir aplausos y aclamaciones en las reuniones de la ONU.

--Las vitalicias autoridades cubanas sostienen, y sus asociados y discípulos internacionales repiten, que los únicos derechos merecidos y deseados por los habitantes de esta isla son, un sistema educacional obligatoriamente estatal, ideologizado y adoctrinador; y servicios de salud deteriorados, discriminatorios y que privilegian a los extranjeros. Se opina por tanto de forma bastante generalizada en el mundo, que los cubanos somos afortunados al contar con dirigentes, paradigmas de respeto a los derechos humanos, que con suma generosidad y benevolencia nos conceden el disfrute de estos dos extraordinarios derechos.

--Muchos gobiernos ineptos y/o corruptos de diversas regiones del orbe, no cumplen con su elemental deber de desarrollar en sus países, sistemas de salud bien estructurados, universales, permanentemente eficientes y gratuitos. Prefieren la más cómoda, fácil, barata y transitoria opción de importar mano de obra esclava cubana, sin importarles el inmenso sacrificio que esto implica para nuestro pueblo y nuestra Patria. De esta forma contraen una deuda eterna con la jerarquía dominante en Cuba, deuda ésta que pagan brindando apoyo al régimen en todas las reuniones y en cada una de sus campañas internacionales.

--Es posible que los gobernantes de unos pocos países, sinceramente confundidos por las eficaces e intensas campañas planetarias que los jefes de Cuba desarrollan para promover su imagen, crean realmente que en esta isla perdura aún la mítica Revolución de 1959. A tal confusión contribuyen también los cientos de miles de médicos, maestros y otros especialistas cubanos, que brindando conocimientos, abnegación y amor en cualquier rincón del mundo, hacen que surja en los habitantes y autoridades de esas regiones, el erróneo criterio de que las bellas e innatas cualidades que distinguen y adornan a nuestro noble pueblo, son un reflejo de virtudes y méritos propios de los dirigentes de esta nación.

--No pocos políticos, aunque han llegado al trono mediante elecciones democráticas, idolatran al régimen imperante en Cuba y copian sus métodos, sus acciones, su intolerancia y su verborrea ofensiva, prepotente y beligerante. Esos señores, que anhelan desesperadamente imitar a sus mentores convirtiéndose ellos y sus parientes en propietarios perpetuos del poder en sus respectivas naciones, actúan como incansables y eficientes promotores del gobierno cubano en todos los foros mundiales.

--Las autoridades de algunos países plantean ingenua o hipócritamente que apoyan sin condiciones a los dirigentes cubanos, porque una política conciliadora puede ayudar mejor a la rápida apertura democrática requerida por nuestra Patria. Con una breve revisión de la historia de Cuba en estos últimos cincuenta años se comprobará el error en que incurren tan distinguidas personalidades, de hecho cómplices de un régimen que ha usado siempre el respaldo internacional para robustecerse y para incrementar su autoritarismo y su control totalitario.

--Un porcentaje importante de los gobernantes extranjeros que respaldan a los poderosos de Cuba, lo hacen también en aras de asegurar la tranquilidad y la estabilidad en los territorios bajo su mando. Esos gobernantes viven psicológicamente extorsionados porque saben que cualquier diferencia con los jefes cubanos, incluso hasta un quedo y tímido comentario que los disguste, puede desencadenar la movilización y agitación de sus propios revoltosos y de los revoltosos de otras latitudes, todos adoradores, seguidores y pupilos del régimen de la isla.

--El apoyo a Cuba en el contexto de la política internacional se ha puesto de moda en los últimos años. Algunos gobiernos optan por adherirse a ese respaldo, evitando ser objetos de críticas, discriminación, exclusión y multiformes variantes de ataques por la cofradía de asociados a los jerarcas de la isla.

--Los sentimientos anti-norteamericanos y anti-poderosos en general proliferan desde tiempos inmemoriales. Tales sentimientos han sido parcialmente generados por factores objetivos del pasado y del presente, indudablemente dependientes de los sectores internacionales de poder y que han afectado y afectan a las naciones pobres. Puedo mencionar algunos de estos factores como son, los colonialismos despiadados y sus inaceptables injusticias sociales, y el saqueo a que son sometidos los países no desarrollados por las grandes y voraces empresas transnacionales. Sin embargo, no son éstas las únicas causas reales de la pobreza y el atraso imperantes en los países del llamado Tercer Mundo. Esos países sin excepción, no sólo se han desangrado en cruentos conflictos internos protagonizados por grupos ávidos de mando y de riquezas, sino que han sido y/o son asoladas por nefastas sucesiones de gobernantes tiránicos, incompetentes y corruptos, los que han empobrecido a sus pueblos y llevado a la ruina a sus naciones, al tiempo que ellos y sus allegados amasan fortunas inmensas y disfrutan de los más elitistas privilegios del capitalismo salvaje. Esos mismos señores desconocen con impudicia sus propios errores y los de sus antecesores, y utilizan los insoslayables factores objetivos como coartada para justificar las calamidades existentes en los países donde gobiernan. Esos mismos señores y sus voceros, también movidos por complejos de inferioridad, resentimientos, envidias y otras bajas pasiones, usan las más disímiles tribunas para gritar a pleno pulmón, culpando únicamente a los poderosos del mundo de las miserias y angustias de sus propias naciones y de cuantas desgracias ocurren en el universo. Como consecuencia de los mencionados factores objetivos y de semejantes campañas, se ha desatado una verdadera pandemia contemporánea de sentimientos anti-Estados Unidos y anti-poderosos en general, situación en la que el gobierno de Cuba ha desempeñado siempre o casi siempre las importantes funciones de líder, abanderado y mentor. De esta forma los que detentan el mando en mi Patria logran un devoto, incondicional y eficaz respaldo de todos los dirigentes, políticos, intelectuales y ciudadanos del planeta en general que por uno u otro motivo comparten esos sentimientos. 


¡Bendito sea Dios!

Dra. Hilda Molina

Cuba, mayo del año 2009

 

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