La situación política crítica de Honduras, que culminó hoy con la detención y expulsión de su presidente Manuel Zelaya, pasa por al menos por tres ejes: La democracia hondureña y su crisis estructural, el expansionismo de Hugo Chávez y su Socialismo del Siglo XXI, y la lucha geopolítica en América, polarizada entre Venezuela y los Estados Unidos, éste último país en situación de cambio después de Bush.
La democracia imperfecta hondureña, con graves deficiencias en lo social, la seguridad y la equidad, en gran parte por la resistencia de las oligarquías económicas a la transformación, ha provocado el caldo de cultivo con una población insatisfecha, para planteamientos populistas de los que se adueñó Zelaya alentado por Chávez y apoyado por Ortega.
El presidencialismo de la región llevó a Zelaya a querer imponer su propia estrategia personal de cambios en
Zelaya se había integrado al ALBA, se hizo aliado de Chávez en Centroamérica, y adoptó el típico discurso populista de izquierda, que encabezado ideológicamente por Venezuela intenta expandirse a toda América, siendo la vecindad de Ortega clave para meter a Zelaya en este ajedrez latinoamericano manejado por Chávez.
No hay duda de que la forma en que fue expulsado Zelaya, permite a éste mismo, pero sobre todo a Chávez, su estrategia internacional, y su cadena mediática continental, convertir una derrota jurídica nacional de su aliado, en una victoria política mediática internacional, inclusive en nombre de la democracia y la libertad, que él mismo limita en su país.
El Congreso de Honduras, el nuevo presidente nombrado,
La izquierda hondureña y la izquierda internacional agitarán las aguas, someterán a prueba a
Pero los que más estarán a prueba, son la misma sociedad y el pueblo hondureño, que deberán redoblar esfuerzos para encontrar la salida constitucional a esta crisis, facilitar el desarrollo normal de la campaña electoral que culmina el próximo 29 de noviembre, y hacer reformas políticas para que la democracia hondureña avance en la solución de los problemas sociales, la equidad y los déficits de participación popular, que son parte de las causas de fondo de esta crisis que hoy impacta a nuestra región.
José Dávila, analista político demócrata-cristiano centroamericano
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