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ESOS LOCOS BAJITOS

Este fin de semana hemos celebrado el día del niño, fecha en la que el consumismo y el marketing tienden a dominar la jornada; no obstante, existen padres, madres y familias que en la difícil labor de la crianza apuestan por alternativas diferentes que consisten en pasar tiempo de calidad con sus hijos, dedicarles el día a ellos, un paseo al aire libre, una visita al zoológico o, simplemente, jugar con ellos haciéndoles sentir que son importantes no importa su estatura.

Estas son  actividades que dejan mucha más huella en los hijos y que transcienden con los años, convirtiéndose en recuerdos preciados cuando nos convertimos en adultos.

Tal vez sea mucho mas fácil sucumbir al bombardeo de los medios de comunicación que te dicen que serás un padre más moderno si regalas las toneladas de juguetes que se anuncian en televisión; y es allí donde tal vez aflora el deseo de querer recompensar a nuestros hijos con cosas materiales que no nos costarán ningún esfuerzo verdadero, salvo el económico, esfuerzo nimio cuando se trata de recompensar el tiempo que no les hemos dedicado a nuestros hijos.

Ese tiempo que es vital para nuestros hijos, y que a nosotros se nos pasará cuando menos nos demos cuenta de que ya no son niños, pues cuando miremos de nuevo sus lindas caritas ya habrán crecido y nuestra oportunidad marchitado en un abrir y cerrar de ojos, es y será siempre lo más importante en nuestra relación para con ellos.

Sólo cuando comprendamos nuestra gran responsabilidad como padres podremos contribuir al verdadero desarrollo de nuestros hijos y que no es otro que su desarrollo afectivo, emocional y valórico, pues es ese tiempo dedicado a ellos la médula de su formación como seres humanos; y es precisamente ese tiempo nuestro gran desafío, tiempo que hoy es casi una hazaña tener o darse, pero que si se puede generar, créanme, contribuye a nuestra felicidad y la de nuestros hijos.

Cuando vemos ejemplos de padres y madres donde falta una de estas figuras, madres solteras, separadas o padres solos, incluso tíos y abuelos que ejercen el rol paterno y materno y en que los hijos se desarrollan íntegramente en valores como responsabilidad, solidaridad, sinceridad, honradez, entre otros, vemos con agrado como el amor, el apoyo y la dedicación nos da hijos sin traumas, contentos consigo mismos y aportantes a nuestra sociedad, pues ellos tuvieron el tiempo que otros no importando sus debilidades y dificultades supieron otorgarles. El amor y el afecto es la base de todo.

Sólo cuando dejemos de elegir la comodidad a la hora de festejar a nuestros niños, comenzará a ver sus frutos nuestra verdadera labor de criar y educar. No dejemos que el entorno forme a nuestros hijos, pues si bien es cierto el día del niño se celebra en agosto, como padres tenemos la responsabilidad de festejarlo permanentemente.

 

Soy Ricardo Rincón González, abogado y ex Diputado en mi comentario de actualidad de esta semana.

 

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