El Ministro y no
Por: Gerardo Enrique Garibay Camarena
"No tiene la culpa el indio, sino
el que lo hace compadre"
Dicho popular
El día de hoy, 5 de agosto, los ministros de La Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobaron la constitucionalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo, una decisión tomada en base a criterios ideológicos que tendrá serias consecuencias para la convivencia social y que ocurre apenas un par de semanas después de la polémica decisión de limitar el pago de las pensiones.
En medio de la parálisis legislativa y la impotencia del ejecutivo, el Poder Judicial está tomando las grandes decisiones del país y el problema es que a pesar de su enorme influencia, los Ministros y jueces siguen actuando prácticamente en las sombras, protegidos por el halo de "sabiduría" atribuido a los ministros y por la falta de escrutinio público.
El génesis de este curioso fenómeno reside en que, durante los años de la dictadura priísta, el Poder Judicial en general y la Suprema Corte en particular eran poco más que una institución de ornato, formada por "venerables" "juristas" que sometían su voluntad y sus conocimientos a cambio de recibir homenajes y cuantiosos recursos públicos.
Sin embargo, con el arribo de la democracia, la SCJN ha pasado de ser básicamente una oficina de la Presidencia de la República a ocupar un plano protagónico en el juego político, pues las decisiones de sus ministros tienen el poder de cambiar, literalmente, el rumbo del país.
Armados con esta nueva realidad, los miembros de la Corte han pasado a formar una especie de casta sagrada y. para muestra, basta un botón: de acuerdo al Manual que Regula las Remuneraciones para los Servidores Públicos del Poder Judicial de la Federación, 9 de los 11 ministros de la SCJN ganarán, cada uno, más de 3.8 millones de pesos durante el 2010, es decir, medio millón más que el Presidente de la República.
Sin embargo, más allá de las consideraciones económicas, la gran tragedia es que la ignorancia respecto al nuevo papel del Poder Judicial trasciende a los ciudadanos comunes y alcanza a las propias estructuras de poder, pues solo así puede entenderse que, durante el debate sobre el aborto, ocurrido hace un par de años, todos los ministros impulsados por los gobiernos panistas apoyaron dicho procedimiento y uno de ellos, José Ramón Cossío, llegó al extremo de señalar que no encontraba "la posibilidad de conceptualizar el derecho a la vida con un estatus constitucional".
Una de dos: o los Presidentes emanados de Acción Nacional padecen un severo caso de esquizofrenia ideológica o, simplemente, no han querido entender la nueva realidad del equilibrio de poderes.
Nuevamente, la lección del día es que el nombramiento de los Ministros de la Suprema Corte es un tema demasiado importante como para mantenerlo en las sombras. Los ciudadanos tenemos la obligación y el derecho de conocer a fondo la ideología y el perfil de quienes aspiran a formar parte de esta institución
Por el bien de la sociedad y del propio sistema político, el proceso de renovación de la SCJN no puede permanecer oculto en las sombras de los debates del Senado. Por el contrario, debe salir a la luz de la opinión pública, como ocurre en los Estados Unidos, donde la propuesta de un nuevo ministro para la corte suprema es considerada como un tema prioritario y los líderes de opinión literalmente ponen "de cabeza" el historial del ministro en ciernes, para entender sus decisiones pasadas, sus intenciones presentes y su visión de futuro.
Eventualmente, en México tendremos que hacer lo mismo, o sufrir -aún más- las consecuencias de nuestra displicencia, a golpe de resoluciones.
www.sinmediastintas.org OPINION Y ANALISIS SOCIOPOLITICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario