POR Federico E. Cavada Kuhlmann
Lo que voy a exponer a continuación no tiene la pretensión de ser la verdad. Tampoco pretende ser una panacea virtuosa que traiga la solución al problema, sólo trata de ser un aporte a la reflexión ideológica necesaria para la recuperación de objetivos y caminos de acción para la democracia cristiana chilena y de América y el Caribe.
Para conseguir esos objetivos, debemos estar insertos en el mundo actual y en los problemas de hoy, con la visión de hoy, pero sin perder lo que los aficionados al análisis sistémico, llamamos la “línea fundadora”
Las organizaciones –los partidos, el partido en este caso- pueden y deben modernizarse, pero no deben perder jamás –para no dejar de ser- su línea fundadora. Esa línea fundadora está marcada por el hecho de que nacimos y crecimos insertos en una interna de
Es importante –al hacer esta puntualización- tener presente que el mensaje evangélico llegó a nosotros junto a los conquistadores –a los arcabuces, corazas y caballos, a las encomiendas y la búsqueda del oro-, que ese mensaje nos fue impuesto desde arriba hacia abajo, sin la participación de la base social, del pueblo indígena. Eso ha creado un valor cultural –una forma de constitución del valor cultural- que indirectamente hace a la comunidad –de alguna forma- dependiente de él.
La primera era que constituía una corriente social interna dentro de
Se trata de algo para pensar, para sopesar la realidad de entonces, el entorno en que se constituyó el PDC, para así entender que es “línea fundadora”, por eso es algo detallado.
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