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PENSANDO LA DC DEL PUEBLO

POR Federico E. Cavada Kuhlmann

 

Lo que voy a exponer a continuación no tiene la pretensión de ser la verdad. Tampoco pretende ser una panacea virtuosa que traiga la solución al problema, sólo trata de ser un aporte a la reflexión ideológica necesaria para la recuperación de objetivos y caminos de acción para la democracia cristiana chilena y de América y el Caribe.

Para conseguir esos objetivos, debemos estar insertos en el mundo actual y en los problemas de hoy, con la visión de hoy, pero sin perder lo que los aficionados al análisis sistémico, llamamos la “línea fundadora”

Las organizaciones –los partidos, el partido en este caso- pueden y deben modernizarse, pero no deben perder jamás –para no dejar de ser- su línea fundadora. Esa línea fundadora está marcada por el hecho de que nacimos y crecimos insertos en una interna de la Iglesia. La línea fundadora indica que quienes asumieron la tarea de hacer partido y política social cristiana optaron por el sector emergente, por el sector que planteaba objetivos sociales nuevos a la Iglesia y que en ese momento era el sector minoritario dentro de ella. Al menos en los altos estamentos jerárquicos, que más adelante ganaron solo parcialmente.

Es importante –al hacer esta puntualización- tener presente que el mensaje evangélico llegó a nosotros junto a los conquistadores –a los arcabuces, corazas y caballos, a las encomiendas y la búsqueda del oro-, que ese mensaje nos fue impuesto desde arriba hacia abajo, sin la participación de la base social, del pueblo indígena. Eso ha creado un valor cultural –una forma de constitución del valor cultural- que indirectamente hace a la comunidad –de alguna forma- dependiente de él.

La Democracia Cristiana, que naciera en Italia en 1919 fundada por el sacerdote Luigi Sturzo, bajo la denominación Partito Popolare Italiano PPI, poseía dos características determinantes.

La primera era que constituía una corriente social interna dentro de la Iglesia, que tenia una interpretación de la llamada “doctrina social de la Iglesia” y la otra es que representaba –políticamente- lo que el mismo Don Sturzo –su primer Secretario General hasta 1923-, afirmaba "El Partido Popular ha sido impulsado por aquellos que vivieron la Acción Católica, pero ha nacido como partido no católico aconfesional, como un partido con un fuerte contenido democrático, y que se inspira en la idealidad cristiana, pero que no toma la religión como elemento de diferenciación política"

Se trata de algo para pensar, para sopesar la realidad de entonces, el entorno en que se constituyó el PDC, para así entender que es “línea fundadora”, por eso es algo detallado.

 

 

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