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OPINION - ARGENTINA | DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA A LA DEMOCRACIA DE CRISTO

Una entrevista con Carlos Lionel Traboulsi,

Presidente del Partido Demócrata Cristiano de la Argentina y Vicepresidente Alterno del Cono Sur de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).

Por Walter Moore

 

Como partido político, nosotros reivindicamos a Jesús de Nazaret como líder y modelo de Revolución Social, por lo tanto nos esforzamos en practicar la política desde el testimonio de sus principios.    Alejados estamos de la politización del Evangelio o de la utilización de la religión para fines políticos, pero sí pretendemos evangelizar la política y fortalecer la espiritualidad de las personas.  En ese camino estamos renovando la filosofía política de nuestra Democracia Cristiana, renovación que hemos denominado Democracia de Cristo, es decir la democracia que surge del Poder del Pueblo de los seguidores de las enseñanzas de Cristo que, por ejemplo, nos dejara revelado  en esa asombrosa Semana Santa, donde podemos tomar en cuenta dos hechos que no son conmemorados en las celebraciones tradicionales de la Semana Santa y que entendemos son trascendentes.

No solo Jesús entra en Jerusalén  como un profeta, sino también como un líder social, moral y político, y el pueblo así lo reconoce. Nosotros rescatamos de sus extraordinarias enseñanzas políticas, entre otras:

1.-  Jesús nos advierte sobre los infinitos sufrimientos que el Sistema Dominante puede imponer a una persona que no había cometido ningún otro delito que decir la verdad.

Por eso nosotros reivindicamos que el decir LA VERDAD es un hecho político central. Hay un gran poder en la Verdad, pues esta surge de la unión de la mente con el corazón, lo que la hace consistente y estable. La Verdad permanece, y el Poder es efímero, se sostiene sobre bases ficticias, porque debe desconectar la mente del corazón para sostener “sus razones” de Estado. El poder de la Verdad es interior, pues ella se instala en el Ser humano, el Poder es exterior, su énfasis está en el dominio de las cosas. Es por eso que este poder genera muerte, mientras la Verdad genera vida.

Le doy un ejemplo:  El Papa Juan Pablo II decía que con lo que los norteamericanos gastan en helados, o los franceses en perfumes se podría eliminar el hambre en el mundo. ¿Porqué no se hace eso?, porque el Poder depende de aquellos que están más apegados a las cosas que a la vida.

Lo mismo sucede con el Medio Ambiente. La Naturaleza es verdadera, su lógica es la lógica de la vida. Con sólo seguirla no se generaría ninguno de los desastres que el Poder crea para obtener beneficios inmediatos. Por eso nosotros repudiamos la mentira como método político, porque al final de una mentira siempre hay un desastre.

Este terrible odio hacia los que decían la verdad era lo que unía al poder dominado con el poder dominador. La jerarquía religiosa de Israel compartía este temor con los delegados del Imperio Romano, hasta el punto de vencer su miedo al castigo por torturar a un hombre santo.

El miedo y la mentira son la dupla que sostiene la opresión, y nosotros como demócratas, nos sostenemos por el accionar de Jesús, y nos oponemos a ambos comportamientos, y hacemos de la Verdad nuestra arma y nuestra protección.

2.-  Entra Jesús al templo consagrado al Dios único y lo encuentra custodiado por los mercaderes de palomas, un oficio humillante de esos tiempos, y como todos saben, los expulsa a latigazos.

Esa acción es el único hecho violento que recordamos, el que la historia ha rescatado en toda la vida de Jesús, así que tiene un alto significado. Jesús se somete al poder político, pero expulsa al poder mercantil. Entendemos que lo consideraba más insidioso y maligno que al poder político, porque al fin de cuentas alguien tiene que mandar, pero no es necesario que los mercaderes ocupen un espacio fuera del mercado.

Hoy nosotros tomamos esa enseñanza, oponiéndonos a la Mercantilización de la Cultura y de la Vida. Es extraordinaria esa visión de la realidad, de la percepción de la esencia misma de las cosas que tenía Jesús, que le permitió ver, en una estructura, marginal entonces, como los mercaderes aposentados en la puerta del templo, se convertían en uno de los grandes peligros para su prédica máxima: Amar al prójimo.

Todo acto mercantil, todo contrato implica siempre un “toma y daca”, sustituye a la pureza del acto amoroso, y así toda la sociedad entra en decadencia, todos los valores se trastocan y se distorsiona el sentido de la vida.   La amistad,  el matrimonio, el trabajo ya no son actos de amor que se construyen sobre la verdad, sino meros “negocios” en donde todo se justifica por obtener un mayor beneficio.

3.-   Otro acto de esa recordada semana, hoy está más vigente que nunca, dos mil años después: El pago del tributo al dominador.  Eso es lo que surge de su encuentro con los fariseos.

Estos le hacen una pregunta, que primero Jesús desenmascara la mala fe que implicaba, al pedirle que contestara si  “Debían pagar o no tributo al emperador”.   La trampa de la pregunta era la siguiente:   Si contestaba que no debían pagar tributo, patrocinaba lo que se consideraba un delito, y si decía que pagaran, traicionaba a su Pueblo. Y es en la respuesta que da en ese momento cuando nos deja una enseñanza plenamente vigente:

Antes de responder pide ver la moneda con la cual se paga el tributo y pregunta: – ¿Qué está escrito en ella?.

-         Que es del César. -, contestan,

Y allí la genial respuesta que revela la posición de Cristo ante el dinero, Jesús responde:

-         Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Nosotros asimilamos esa enseñanza a lo que debemos hacer con los acreedores imperiales de nuestra época:    Debemos devolver todos los dólares, los euros, los yuanes, etc. a los que los emiten, y cuidar lo nuestro, nuestra alma, nuestra cultura, nuestros valores.  Sabemos que por cada dólar que circula en Estados Unidos,  los norteamericanos han desparramado 22 por todo el mundo, y así vivieron gastando sin freno a costa de todos nosotros.  Si todos los que tenemos dólares, pedimos que nos den cosas concretas a cambio, algo pasaría.

En esta época, en que la “La Deuda” se ha convertido en una abstracción omnipresente, donde jamás se mencionan a los prestamistas, sino que los medios los han convertido en un dios abstracto, al que le debemos sometimiento eterno llamado “El Mercado”, que ha crecido tanto que está destruyendo la economía del mundo, pues ya el dinero no se encuentra relacionado con la economía real, sino que la está destruyendo, pues hay miles de veces más dinero circulando, que bienes, servicios o conocimientos que las soportan, esas palabras de Jesús se hacen actuales.

Nuestro pueblo ya ha pasado por esto y ahora “la Deuda” amenaza también a los países que eran los más ricos del mundo.

Pero Jesús nos dijo también en el Sermón de la Montaña, que “Nos perdonen nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, Hasta hace muy poco tiempo todos debíamos rezar diariamente para que esto sucediera.  Hasta que alguien decidió que podía cambiar la palabra de Cristo, condensada en el Padre Nuestro.

Ese debió ser el sentido del Jubileo del Año 2.000, esa era la solución que la Iglesia de Cristo había encontrado cuando debiéramos enfrentar la catástrofe humanitaria que se nos viene encima:  Dar por pagadas todas las deudas y empezar de nuevo.

La Biblia también nos ha dejado otro ejemplo de lo que debemos hacer con los Adoradores del Dinero. Lean que hizo Moisés cuando encontró a parte de su gente adorando al Becerro de Oro, lo rompió y castigó severamente a la parte de su pueblo que no fue capaz de mantenerse en la oración y se entregó a la lujuria y el desenfreno.

Sobre estos principios de la democracia de Cristo, debemos ser capaces de llevar adelante políticas de estado que partan de una concepción estratégica distinta de la Argentina.

En primer lugar debemos obervar a nuestro territorio con otra visión, no como un apéndice del continente, sino como una cuña inserta en el corazón mismo de América del Sur.  Una Argentina integrada desde la cadena cordillerana hasta nuestro mar que representa una extensión mayor que el territorio del Brasil.

Debemos pensar en nuestras aguas como centro productivo y de desarrollo y no como hasta el presente donde solo la hemos tenido en cuenta para los momentos de esparcimiento, turismo e inversiones inmobiliarias en sus costas.  Tenemos un mar que por su bravura genera mayor cantidad de óxigeno y ello permite una mayor cantidad y variedad de recursos naturales destinados a la alimentación, energía, medicina, etc.

Tenemos que recuperar nuestra industria marítima para poder dar protección a estas extensiones extraordinarias de agua que tenemos como así el desarrollo de armamento preventivo y disuasivo para la protección de todos los recursos naturales de nuestro territorio recuperando el equilibrio continental y siempre manteniendo una concepción de integración profunda con Latinoamérica.  La única hipótesis de conflicto que debiera plantearse la Argentina y sobre la que debe encontrar respuestas es la depredación de los recursos naturales y la mercantilización de nuestro territorio.

Es imperiosa la descentralización territorial y para ello debemos pensar en la creación de comunidades solidarias de autoabastecimiento y producción que permitan en una forma de rosario sobre el territorio Argentino instalar no menos de 600 comunidades que permitan afincarse en ellas los siete millones doscientas mil personas excluídas y pobres que tiene, aún hoy, nuestra nación.  No devolvemos la dignidad a las personas con planes asistenciales y de cautividad políticas, sino con creación de verdaderos espacios de crecimiento y desarrollo que permitan que las personas recuperen su autoestima, la previsibilidad de futuro y se sientan parte de un proyecto común, retomando la idea de enseñar y dar las herramientas para pescar y no regalar el pescado en cada elección para que nos voten.

Esta descentralización nos permitirá asimismo superar uno de los grandes errores históricos que fuera el fracaso de las políticas poblacionales.  La Argentina debe pensar en una población no menor a los cien millones de habitantes para que ocupe un lugar trascendente entre las naciones del mundo, y esta descentralización urbana propuesta generará la infraestructura necesaria para ello, que por sí misma implica una  puesta en marcha de valores perdidos, como la ética del trabajo.  Pues los valores no se declaman sino que se practican, se ponen en acción y ello entonces se convierte en virtud.

Una persona virtuosa contribuye a la construcción de una sociedad virtuosa, y una sociedad de estas características defiende sin agachadas los derechos humanos desde una concepción integral empezando por el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, continuando por el derecho a la libertad, la salud, la educación, el trabajo digno, la familia, la vivienda, el medio ambiente, el tiempo libre, la seguridad, etc.

Es necesaria, entre otras cosas en esta síntesis de un nuevo proyecto nacional, la creación de una autentica burocracia nacional que defienda lo nuestro, que ayude a crear, producir y desarrollar lo que tenemos en nuestras entrañas, desde minerales (por ejemplo  el litio) hasta los recursos energéticos no contaminantes, pasando por la agroindustria y la ganadería en sus distintas variantes con fuerte agregado de mano de obra física, intelectual y moral.  No importa quienes nos gobiernen en la alternancia propia de una democracia, lo que sostenemos con convicción es la continuidad de las políticas de estado que nos darán credibilidad, fortaleza y éxito.

Las comunicaciones y el transporte tienen un rol fundamental en este proyecto ya que es necesario integrar todo el territorio y a todas las personas.  Reconstruir la flota mercante nacional es imperioso, pues prácticamente todo el comercio exterior se realiza por barcos, y nos corresponde por el derecho internacional que la mitad de estas cargas sean transportadas por barcos de bandera argentina. Además tenemos que darle mayor importancia al transporte fluvial ya que la Argentina está atravesada e interconectada por un sistema venoso fluvial de gran riqueza que permite el traslado por medio de barcazas de los productos de los distintos lugares del país a las grandes ciudades y a países limítrofes con muy bajos costos.  Esta necesidad no hace olvidar la importancia la importancia de la red de ferrocarriles que deberá modernizarse para que también brinde un servicio adecuado y recupere su capacidad de comunicaciones internas como puntal en el desarrollo de nuestra Patria.

Estas propuestas y muchas otras, que por lo exiguo de la nota no es factible desarrollar, permitirá recuperar el orden en la sociedad por la aplicación y cumplimiento de la ley, como así por atacar la pobreza estructuralmente.  Todo ello contribuirá a la disminución de la inseguridad lo que deberá fortalecerse con políticas disuasivas y preventivas.  Vivir seguros y sin excluídos es el camino de la Verdad que hablábamos al comienzo de la nota.

Parafraseando al padre Mamerto Menapache, cuando dice no tenemos en nuestras manos la solución a los problemas del mundo, pero para la solución de los problemas del mundo contamos con nuestras manos.  Cuando el Señor de la historia venga, nos mirará las manos.  Digo:  “No tenemos en nuestra Argentina la solución a los problemas del mundo, pero para la solución de nuestros problemas y de gran parte de la humanidad contamos con la Argentina”.  “Cuando el Señor de la historia venga que no nos encuentre con la esclavitud de nuestro pueblo sumergido en la pobreza y la inseguridad”.  Los invito al compromiso y la participación para la construcción de esta gran Nación con claro sentido de Patria.

 

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