El Senado uruguayo aprobó el 2 de abril del corriente año, con 23 votos a favor y ocho en contra, un proyecto de ley de “Matrimonio Igualitario”, que legaliza el casamiento entre personas del mismo sexo.
La normativa, presentada por el gobierno del presidente José Mujica, pero elaborada por el colectivo local LGTB “Ovejas Negras”, deberá volver ahora a la Cámara de Representantes, de donde proviene, para que se pronuncie sobre las últimas modificaciones que el Senado le introdujo.
La bancada de diputados del oficialista Frente Amplio (FA), en su totalidad, acompañó la propuesta, porque el senador Baraibar que argumentó en contra se retiró de sala a fin que entrara el suplente para que diera el voto, mientras que votaron en contra siete senadores del Partido Nacional y uno del Partido Colorado, ambos de oposición.
La ley quedará sancionada en definitiva a partir del próximo día 10 de abril, cuando la revisará la Cámara de Representantes, en la cual los diputados deberán pronunciarse a favor o en contra de los cambios impuestos por los senadores al texto original.
Cumplido ese trámite, el proyecto se convertirá en ley y pasará al Poder Ejecutivo para su promulgación.
La semana pasada, el proyecto generó fuertes críticas de la Iglesia Católica porque varios obispos y algunos laicos relevantes identificados públicamente con la doctrina cristiana lo rechazaron y polemizaron con legisladores.
Es una expresión más del relativismo que asola la cultura y la legislación de nuestros países, con el agravante que además trastoca el Derecho de Familia, el Derecho Sucesorio, la adopción de menores y hasta la propia identificación de las personas, causante de los problemas en las antedichas ramas del Derecho.
No es cierto el argumento manejado por los legisladores que votaron a favor el proyecto que la relación entre dos personas es privada porque el matrimonio es un vínculo público!!!
Bajo la bandera de la “no discriminación” se termina discriminando al verdadero matrimonio constituido entre mujer y varón porque no se debe tratar igual a lo diverso. Resulta paradójico que quienes toda la vida se consideraron “diversos” como los homosexuales, varones y mujeres, los transexuales, etc., reivindiquen acceder a una institución como el matrimonio que no es creación del Derecho ni del Estado, que es una institución natural ancestral, tanto en su versión monogámica occidental como en la poligámica del Islam, siempre formada entre varón y mujer. Y que por ello el Derecho y el Estado lo reconocen pero no lo crean. Y también paradójico es que además sea en su versión monogámica, cuando toda la vida el colectivo LGTB y la izquierda despreciaron tal vínculo como conservador y burgués!!!
Querer, siendo diverso, usar un “traje legal” pensado y reconocido para personas de distinto sexo es una contradicción en sí misma. Es pretender negar lo diverso utilizando un instituto a la medida de los heterosexuales. Es querer uniformizar lo diverso!!!. Si realmente su diversidad quisiera ser preservada, no querrían jamás utilizar un instituto típico de los heterosexuales.
Es evidente, -y lo han reconocido incluso conocidos homosexuales uruguayos- que esta es una reivindicación de los militantes gays y no de todo el colectivo, a quienes la enorme mayoría no le interesa ni el “matrimonio” gay ni siquiera la unión concubinaria entre personas del mismo sexo, legislada hace algunos años en Uruguay. Porque está demostrado que la unión homosexual es por definición mucho más inestable que la heterosexual.
Como sucedió con la ley de uniones concubinarias en Uruguay, el tiempo demostrará que serán contados con los dedos de las manos, si este proyecto se convierte finalmente en ley, los casamientos gays que se concretarán.
La finalidad ya la conocemos, es la de la agenda de la ideología de género defendida por la izquierda: atacar a la familia y sus valores para ir hacia una desintegración social.
Si la normativa vigente no hubiera sido suficiente para proteger derechos, el instituto de la unión civil hubiera bastado. Claro, los activistas gays no hubieran logrado su objetivo.
Se dirá que cuando se aprobó la ley de divorcio luego no paso tanto, pero esta ley es mucho más nociva que la del divorcio, porque mientras la segunda facilita disolver la unión entre hombre y mujer, la del “matrimonio igualitario” socaba las bases de la familia constituida por varón y mujer porque si cualquier relación es familia finalmente ninguna lo será!!! Y además conlleva naturalmente cambios en el Derecho de Familia, en la identificación de los hijos, en el Derecho Sucesorio, etc.
Y por tanto, además, con el efecto pedagógico que tiene toda norma, se deberán cambiar los programas de estudios de educación primaria y secundaria para enseñar a los educandos las “bondades” de las uniones homosexuales.
Panorama sombrío que obliga a las personas de recta razón a continuar batallando por el respeto de la verdadera dignidad de la persona humana, afectada por las leyes del aborto y por toda otra norma que ataque la familia constituida por varón y mujer así como la adopción de niños, que deben ser protegidos en el interés superior (Convención de los Derechos del Niño y Código de la Niñez y la Adolescencia) de tener un padre y una madre y no cualquier cosa.
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